sábado, 27 de octubre de 2012

¡Para toda la vida! El matrimonio, para que el amor dure para siempre


La familia constituida por papá-varón, mamá-mujer, e hijos, no es algo artificial, ni depende de la religión o de la cultura, ya que sus características son ancestrales.

-Matrimonio
            ¿Para qué casarse? Muchos se casan y se separan o divorcian al poco tiempo.
            No da lo mismo casarse que no casarse. Además, el hecho de que muchos se casen y al poco tiempo decidan separarse y/o divorciarse, no dice nada en contra del matrimonio. Casarse quiere decir planear juntos un proyecto de vida y amor y estar dispuestos a llevarlo a cabo hasta el fin, lo cual necesita un amor fuerte, de esposos, sellado con el matrimonio. El matrimonio es como la “garantía” de que los esposos se aman tanto, que no dejarán solo al otro en ese proyecto común. La separación no es nunca un bien en sí mismo sino un mal menor, que en muy contados casos se puede tolerar; el divorcio, por el contrario, no es nunca aceptable. En todo caso, la separación puede y debe evitarse, y para ello, los esposos deben recurrir, a tiempo, a especialistas (terapeutas especializados en matrimonios, psicólogos, sacerdotes, etc.) que puedan ayudarlos a superar las desavenencias.

            La única diferencia entre las relaciones pre-matrimoniales y las del matrimonio, es que unos no están casados, y otros sí. Da lo mismo estar o no estar casados para tener relaciones, porque lo único que los diferencia es una ceremonia religiosa y un papel firmado por ambos.
            El placer erótico y sexual se justifica sólo cuando dos personas se aman tanto que deciden convertirse en esposos. Sólo entre esposos unidos en matrimonio, la relación sexual comunica el amor que cada uno siente por el otro, además de abrirse a la vida, a la aparición de un hijo, que va a ser el fruto de ese amor. Por todo esto, el matrimonio, que “hace posible” las relaciones sexuales entre el varón y la mujer, es algo profundo que va más allá de la ceremonia religiosa y que de ninguna manera se limita a un papel firmado por los cónyuges: implica un compromiso vital, basado en un amor profundo y verdadero, todo lo cual se encuentra ausente en las relaciones pre-matrimoniales.

            Hay muchos que viven juntos y se llevan bien, sin casarse por la Iglesia. El matrimonio no hace falta, ya que en el fondo no es más que una costumbre que viene de épocas pasadas, pero que ha perdido validez para el mundo de hoy.
En el mundo moderno de hoy, en muchos ámbitos se considera difícil o incluso imposible vincularse a una persona por toda la vida, e incluso se va todavía más allá, al burlarse abiertamente de los esposos que se comprometen a la mutua fidelidad como garantía de la indisolubilidad del matrimonio.
Pero el matrimonio con sus características ancestrales –indisolubilidad y fidelidad-, al tiempo que se corresponde a las exigencias de felicidad de los cónyuges –lo cual no se da en las llamadas “uniones libres”-, no puede nunca “pasar de moda” ni quedar “perimido”, puesto que se estas características se encuentran enraizadas en la misma naturaleza del varón y de la mujer, que exige la donación personal y total de los cónyuges para el alcanzar la felicidad propia y la de los hijos.

-Familia
            ¿Es verdad que la familia humana tal como la hemos conocido hasta hace poco, es decir, la formada por el padre, la madre y los hijos, es sólo una “construcción cultural” y que como tal puede y debe ser reemplazada por las modernas “familias”, compuestas por las más diversas combinaciones?
Un niño en gestación, que “viene en camino”, tiene muchos “derechos humanos”; el primero de todos, es el derecho a vivir, derecho básico puesto que sin este, como es obvio deducir, no existe ningún otro. Pero también tiene otros derechos, y entre ellos, figura el derecho a ser concebido como fruto del amor esponsal entre el varón y la mujer, y derecho a ser educado bajo la guía y el modelo de un padre y de una madre. Cualquier otra opción alternativa a este modelo, significa desconocer el derecho del niño y exponerlo a su vez a interrogantes que le surgirán con el tiempo, frente a los cuales no tendrá respuestas, generándole crisis de angustia existencial.

-Hijos
            En la televisión y en los medios de comunicación se ven, cada vez con más frecuencia, que muchos matrimonios, que no pueden tener hijos, recurren a las técnicas de laboratorio, como la Fecundación in vitro, o también recurren al alquiler de úteros. Si quieren tener un hijo de esa manera, ¿por qué prohibírselo?
            Todo ser humano tiene derecho a nacer en el seno de una familia, como producto del amor de sus padres, manifestado en el acto conyugal. Se vulnera este derecho cuando el hijo por nacer es concebido “accidentalmente” porque lo que se buscaba en esa relación que lo engendró era el placer y no una nueva vida humana. La dignidad intrínseca de toda persona humana exige el ser concebido en el seno de una familia.
Cualquier otra opción vulnera este derecho humano, por otra parte, básico y elemental, del niño por nacer. Otro elemento, no menos importante, que lleva a rechazar técnicas artificiales de fecundación (Fecundación in vitro, por ejemplo), es que en la realización de dichas técnicas, para lograr uno, dos o tres embriones viables, deben “descartarse” varios considerados “inviables”.

¿Qué sucede con los embriones que no se descartan?
A aquellos a los que no se los descarta, están destinados, en el mejor de los casos, a ser congelados, siempre por un tiempo limitado, puesto que luego de un período deben ser desechados. Oros embriones se destinan a la experimentación científica al ser considerados “tejidos biológicos” y no seres humanos en gestación. Todo esto hace inaceptable el recurso a estas técnicas artificiales de concepción, puesto que el fin -el hijo- no justifica nunca los medios -eliminar, descartar, desechar, congelar a los embriones que no fueron seleccionados-.



lunes, 1 de octubre de 2012

¿Pienso casarme? Me pongo de novio



El noviazgo es la etapa del mutuo conocimiento y del mutuo respeto, necesarios para pasar a la siguiente etapa, el matrimonio. Sólo si es vivido en la castidad, la continencia y el pudor, permite la construcción de un proyecto de vida y amor en común.

El noviazgo, tiempo para conocer al ser que amo

            Muchos jóvenes, de entre 12 a 17 años, están de novios. Algunos, comenzaron con el noviazgo desde muy chicos, a los 10 u 11 años. ¿Qué hago? ¿Me puedo poner de novio?
            Para saber qué hay que hacer, tenemos primero que saber qué es el noviazgo. El noviazgo es una etapa de la vida en la que dos personas de distinto sexo, varón y mujer, se enamoran y se sienten atraídos el uno por el otro de un modo muy especial y muy fuerte. Esta atracción, fruto del amor, es tan fuerte, que ambos se preguntan si será posible vivir juntos y para siempre.
            Es decir, el noviazgo es el tiempo en el que el varón y la mujer se conocen el uno al otro, ante todo desde el punto de vista espiritual y afectivo, para saber si compartirán juntos el resto de sus vidas. Ambos se quieren tanto, que planifican juntos el matrimonio y los hijos. Ponerse de novios quiere decir entonces conocer a la otra persona, teniendo en mente el matrimonio y los hijos.
            De esto vemos que pueden ponerse de novios solo aquellos que estén en condiciones de madurez afectiva, emocional, psicológica y espiritual, para formar un matrimonio y luego una familia.
            Nada de eso ocurre para el ser humano antes de los 18 años. Teniendo en cuenta lo que dijimos, hacemos esta pregunta: los niños y jóvenes de entre 10 y 17 años, ¿están capacitados para afrontar el desafío que significa unirse en matrimonio y luego formar una familia con hijos?  


            Muchos dicen que ponerse de novios ya no hace falta; ahora, lo que importa, es que dos personas gusten el uno del otro; si quieren, se van a vivir juntos por un tiempo, y cuando la relación no da para más, se separan y listo.
            Si dos personas se quieren y, más que quererse, se aman tanto que planean vivir juntos, no pueden dejar de pasar por la enriquecedora etapa del noviazgo. “Saltearse” la época de ser novios quiere decir dejar de lado algo que, en el futuro matrimonio, tendrá mucha importancia, porque el matrimonio puede decirse que es como un noviazgo perfecto, tan perfecto, que convierte a los novios en esposos. Tomar la decisión de iniciar una convivencia sin pasar por el noviazgo y, todavía más, sin una verdadera intención de formar un futuro matrimonio, es un grave error que puede costar todo el proyecto de vida.
            ¿Por qué la convivencia podría costar todo el proyecto de vida?
            Por que el noviazgo siempre será necesario para el varón y la mujer que quieran donarse el uno al otro. Para poder hacer este don, los futuros esposos deben conocerse, y para esto es el tiempo de “ser novios”: para saber cómo es el otro, cuáles son sus gustos –y cuáles son las cosas que no le gustan-, sus ideales de vida, sus exigencias, etc.
Y tiene que ser así, para que el matrimonio “funcione” luego y marche sobre carriles: si sé qué es lo que le gusta a mi futuro cónyuge, me esforzaré por darle siempre el gusto y así demostrarle mi amor, porque “el que ama desea el bien del ser amado”. Y al contrario, si sé qué es lo que no le gusta, lo evitaré, sólo para evitarle un disgusto o un mal momento. Pero para “saber” todas estas cosas, es necesario un tiempo de “ser novios”, una “escuela de amor”, en donde “aprenderé” a conocer a quien amo y con quien deseo compartir el resto de mi vida, formando una familia.


            Y si los novios no conviven, pero se aman tanto que deciden tener relaciones sexuales antes del matrimonio, ¿qué hay de malo en eso? ¿No es acaso una forma de demostrar el amor?
            Primero, no hay que confundir sexo con amor. El amor es algo grandioso, que va mucho más allá del sexo. Las relaciones pre-matrimoniales, al contrario de lo que parecen, no están motivadas por un amor verdadero y, lejos de ser “muestra de amor”, son muestra de verdadero egoísmo. El verdadero noviazgo, el noviazgo que es “escuela de amor”, combate el egoísmo y lleva a que los novios se respeten en sus cuerpos y se abstengan hasta el matrimonio. El motivo es que sólo así se guardarán el uno para el otro, para entregarse a sí mismos, sin reservas, en el matrimonio. Fuera del matrimonio, la relación sexual no lleva a la donación total, porque siempre hay una “reserva” egoísta, siempre hay un “todavía no”: “todavía no” el hijo, y por eso hay que usar anticonceptivos o preservativos. Y en el fondo, este “todavía no” es, en realidad, un “todavía no te amo lo suficiente como para que seas mi esposa”.


            Se dice que las relaciones pre-matrimoniales son signo de egoísmo y de inmadurez ¿Por qué?
            Porque en estas relaciones, o bien se evita el hijo (en eso consiste el egoísmo), o el hijo viene de manera inesperada, o aun si se lo espera, no se cuenta con una familia unida para darle todo lo que su dignidad de persona exige (en esto consiste la inmadurez).
            Si no convivimos, y si no tenemos relaciones sexuales, ¿qué pasa con la atracción sexual? ¿Hay que esperar hasta el matrimonio?
            Es cierto que los novios son novios, o sea, no son hermanos y tampoco son simples amigos, y por lo tanto, tienen que haber demostraciones de afecto “propias de novios”, que no están presentes en otras relaciones, como la simple amistad (caricias, por ejemplo). Ahora bien, para que puedan existir estas demostraciones, los novios tienen que ser, en primer lugar, “verdaderos novios”, o sea, tener en mente la perspectiva del matrimonio, además de haber otras cosas como ser una relación fiel y estable, edad adecuada, situación laboral y/o profesional, mutuo conocimiento, etc. Sólo si se dan estas condiciones, ¡bienvenidas las manifestaciones de afectos entre los novios! Pero aquí también los novios deben darse cuenta que todavía no son esposos, entonces no pueden hacer lo que hacen los esposos, y además, que son exigencias del amor verdadero la castidad en la continencia y el pudor.


            Si las relaciones sexuales son solo para el matrimonio, ¿quiere decir que el matrimonio autoriza a los esposos a tener todo tipo de relaciones?
            El hecho  de ser esposos no autoriza a una sexualidad desenfrenada. Si la sexualidad no es expresión de la unión en el amor, abierta a la vida, entonces no es auténtica.  Los esposos deben realizar el acto conyugal según el orden y la función de los órganos sexuales dado por la Naturaleza, que es sabia. ¿A alguien se le ocurriría ingerir alimentos por la nariz o por los oídos?



 Preguntas para trabajo personal y/o grupal
¿Qué quiere decir “noviazgo”?
¿Por qué la convivencia está mal?
Y si no se convive,
¿por qué no se pueden tener relaciones,
si los novios dicen que se quieren?
¿Qué características tiene el amor de novios?