miércoles, 13 de febrero de 2019

Porqué un cristiano no puede celebrar el Carnaval


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He aquí una serie de razones por las cuales un cristiano católico no puede celebrar el Carnaval:
-Porque es una fiesta pagana, en donde el personaje central es el Demonio: es una fiesta del Demonio y para el Demonio. Esto se puede constatar en todas las culturas: independientemente del lugar y de la nación o pueblo en la que se considere, a lo largo de la historia de los hombres, el Carnaval presenta siempre las mismas características: es una fiesta pagana y el centro de la atención está puesto en el Demonio. Dios está absolutamente excluido de esta festividad, por lo que nada bueno se puede encontrar en ella.
-Porque, en el fondo y si bien de manera implícita, es una consagración al Demonio, desde el momento en que en el Carnaval se hacen las obras del Demonio: se exaltan la carne y las pasiones y se deja de lado toda virtud, sea natural o sobrenatural. No puede un católico acudir a un lugar en donde no solo no se obra lo que Dios manda, sino que se obran las obras del Enemigo de Dios y las almas, el Demonio.
         -Porque es una exaltación del hombre antiguo y sus pasiones y vanidades, en detrimento del hombre nuevo, el hombre nacido a la vida de Dios y regenerado por la gracia santificante. En el Carnaval se ensalza el pecacdo, no solo el de la lujuria, sino también el de la vanidad. El hombre exalta todo lo que Jesús ha derrotado en la cruz: la carne, la sensualidad, la vanidad, el orgullo, la embriaguez, la codicia. Festejar el Carnaval es festejar al hombre viejo, esclavizado y dominado por las pasiones, al mismo tiempo que se rechaza, se deja de lado y se pisotean la cruz y la Sangre del Redentor derramada en ella y desde ella.
         -Porque no es coincidencia que el Carnaval se celebre antes del inicio de la Cuaresma: se da rienda suelta al pecado y se invoca al Demonio para que el alma esté lo más alejada de Dios. Si en la Cuaresma es Dios Encarnado quien invita al hombre, a través de su Iglesia, a internarse en el desierto para hacer penitencia, ayuno y obras de misericordia, en el Carnaval es el Demonio quien invita al hombre, mediante la seducción y la tentación, para que dé rienda suelta a toda pasión, a todo desenfreno, incluida la gula, además de invitarlo al más enorme egoísmo, porque en el Carnaval todo gira en torno al “yo” del hombre viejo, sin hacer ninguna referencia al prójimo necesitado.
         -Porque en el Carnaval reina la alegría, sí, es una alegría mundana, originada en la satisfacción de las pasiones y de la carne, mientras que la verdadera alegría del cristiano es sobrenatural, viene de lo alto, es interior y celestial, ya que es la alegría que comunica la gracia de Dios, quien es “Alegría infinita”, como dicen los santos. En síntesis, en el Carnaval reina una alegría falsa, sensual, superficial, originada en lo bajo y por lo tanto es una alegría fugaz y engañosa, mientras que la verdadera alegría para el cristiano se origina en lo alto y por lo tanto es profunda, interior, espiritual, porque es la Alegría que no es humana ni angélica, sino que es la Alegría de Dios, que es la Alegría Increada en sí mismo. Si el cristiano quiere ser alegre –y el cristianismo es una religión sobrenaturalmente alegre- debe huir del Carnaval, en donde reina la falsa alegría demoníaca y debe ir a buscar esa alegría en Dios, Fuente inagotable de la verdadera alegría.
         Por estas razones y muchas otras más, el católico no puede participar del Carnaval, en ninguna de sus múltiples manifestaciones.

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