Ante todo, veamos que NO es Dios: Dios NO
es una idea, en el sentido de que la idea es algo que sólo existe en mi
pensamiento, pero no en la realidad. Tampoco es algo material, porque es
Espíritu Puro[1].
Si fuera algo material, todo lo material, formado por átomos –núcleos,
protones, electrones-, termina por corromperse o destruirse, por lo que Dios no
puede ser materia, sino espíritu, ya que el espíritu, por definición, no tiene
partes y no tiene nada que pueda romperse, separarse, corromperse. Es una
substancia espiritual simple, lo cual quiere decir inmortal, que no muere
nunca, pero es una substancia espiritual perfectísima, porque Dios es Espíritu
Puro Perfectísimo. También los ángeles son substancias espirituales y también
nuestras almas son substancias espirituales, pero tanto en los ángeles como en
nosotros, nuestros espíritus son inmortales, pero comenzaron a existir en algún
momento –además, en nuestro caso, nuestro espíritu está unido a la materia, el
cuerpo, que sí puede corromperse y separarse en sus componentes materiales en
el momento de la muerte-, lo cual no se da en el caso de Dios, puesto que Él ES
desde siempre, y será siempre, sin que nadie le haya dado la vida y la
existencia, y sin que nadie se la pueda quitar jamás. Entonces esta es una
primera aproximación a nuestra pregunta de quién es Dios: es Espíritu Purísimo,
Perfectísimo –infinitamente perfecto, dice el Catecismo- y como tal, Inmortal e
Invisible. Todo lo que es bueno, deseable o valioso, se encuentra en Dios en
forma ilimitada. De Dios depende todo lo bueno, verdadero y hermoso que hay en
la Creación: un paisaje hermoso, es participación de su hermosura infinita; una
verdad, es participación de su condición de ser Él la Verdad en sí misma; lo bueno
que hay en las personas o en las cosas, es una participación a la Bondad en sí
misma que es Dios.
El
mal que existe, no fue creado por Dios, sino que se origina en el pecado, que
nace en el corazón del hombre, y en el Diablo, por “cuya envidia entró la
muerte en el mundo”.
Dios
todo lo conoce y lo sabe, y conoce nuestros pensamientos antes de que los
formulemos, y conoce también nuestros deseos, antes de que salgan de nuestros
corazones, porque es la Sabiduría en sí misma. Con su Sabiduría infinita, Él
creó el mundo con perfección científica, y creó también la mente humana que
puede estudiar las cosas con perfección científica, por eso es que no hay
contradicción entre ser científico y creer en Dios. Dios creó las cosas con
hermosura, y es por eso que el artista puede reflejar, en sus obras, esa chispa
de la hermosura divina que es la Creación, y es la razón por la cual no hay
contradicción entre ser artista y creer en Dios. Dios es la Causa Primera de
todo lo creado, y sin Él, nada de lo creado puede explicarse: así como si vemos
una torta de chocolate en la mesa, no decimos que “salió de la nada”, sino que
sabemos que fue un repostero el que la hizo, así también con el mundo creado,
visible e invisible: es imposible que “salga de la nada” algo que está hecho
con tanta precisión científica y, al mismo tiempo, con hermosura. Esta es la
razón por la cual podemos conocer a Dios mediante la Naturaleza, porque la Naturaleza
nos refleja la infinita Sabiduría y el infinito Amor de Dios, que es su
Creador.
Dios
está en todas partes, en todo el universo, porque en todas las cosas está
sosteniéndolas en el ser con su poder divino; si Dios no las sostendría,
desaparecerían en el acto. Si una nave espacial viajara miles de millones de
años luz y llegara a un planeta lejanísimo, Dios estaría Todo ahí, porque Dios
está Todo Él en todas partes.
Dios
es también omnipotente, es decir, infinitamente poderoso, pero eso no quiere
decir que pueda hacer cosas sin sentido o irracionales, como por ejemplo, un
círculo cuadrado, y tampoco puede hacer el mal, es decir, no puede pecar,
porque el pecado es malicia y Dios es la Bondad Increada e infinita en sí
misma; es la santidad Increada en sí misma, y sin Él, nada es santo ni bueno.
Por
último, Dios es Misericordioso, y esto quiere decir que no hay ningún pecado
que Dios no perdone, a condición de que el hombre se arrepienta de su pecado, y
esto porque además de ser Misericordioso, es infinitamente Justo, y sería
injusto si alguien, cometiendo un pecado, no quisiera arrepentirse del mal
realizado y Él lo mismo lo perdonara: le estaría dando a esa persona algo que
esa persona no quiere, y es el perdón.
Todo
esto es lo que queremos decir cuando decimos que “Dios es un espíritu
infinitamente perfecto”[2].
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