miércoles, 25 de noviembre de 2020

Que descanses en paz, Diego. A pesar de todo.

 


El gol de Diego a los ingleses, inolvidable.         


         Por supuesto que rezaremos por tu alma, por tu eterno descanso, así como rezamos por el eterno descanso de todo ser humano que muere. Por supuesto que tu partida nos duele, como nos duele la partida de todo ser humano. Queremos recordarte por tu habilidad futbolística, porque en el fútbol, fuiste una estrella, en el sentido de talento inigualable. Y como futbolista, nos diste muchas alegrías; entre ellas, el gol más lindo de la historia del fútbol, doblemente lindo para nosotros, los argentinos, porque fue contra los piratas ingleses. Así queremos recordarte.

         Pero no queremos recordarte como persona, porque si como futbolista fuiste una estrella, como persona fuiste una estrella caída. No nos referimos a las adicciones, ya que todos somos humanos y como tales, débiles, y nos dejamos arrastrar, quienes por unas pasiones, quienes por otras. No. La razón de tu caída como persona fue otra, no de carácter pasional, sino de carácter racional. Porque con toda tu inteligencia, es decir, con toda tu capacidad intelectual, adheriste al sistema ideológico más perverso, más cruel, más tirano, más asesino de la historia, el socialismo-comunismo marxista. Paradojas de la vida, vivías como el más avaro capitalista, pero te declarabas socialista, comunista, marxista. No podemos –ni debemos- olvidar tus impúdicas fotos con el criminal de criminales, Fidel Castro, o con el narco-dictador –además de brujo y pagano declarado, apóstata de la fe católica-, el bandido llamado Nicolás Maduro, que literalmente mata de hambre –de peste, de dolor, de enfermedad- a su pueblo. Sólo mencionamos, como al pasar, estas dos “amistades” criminales, que cultivabas con extraña pasión –cómo olvidar tus fotos con el criminal Chávez-. Extraña y contradictoria, porque mientras en la teoría estabas a favor del “pueblo” –esa categoría marxistoide, fantasmagórica, utilizada por los tiranos socialistas para usurpar el poder y para perpetuarse en él-, en la práctica, vivías como el mejor de los capitalistas. No es por casualidad que tu fallecimiento fuera en un barrio privado –propio de oligarcas, según tus categorías marxistas- y que acudieran en tu auxilio seis –sí, seis- ambulancias –algunos noticieros hablan de nueve-, ambulancias de las que carecen los hambrientos de las villas argentinas, cubanas y venezolanas, a los que vos en teoría “defendías” contra los capitalistas, los oligarcas y los de extrema derecha. Pudiste ser un gran ejemplo para la juventud argentina y del mundo entero, si hubieras sido –desde el punto de vista intelectual- tan brillante como lo fuiste en el fútbol. Pero no; elegiste unirte a los opresores de los pobres; elegiste reunirte en comilonas y fiestas sin fin, con los cipayos comunistas, que hablan del pueblo sólo para llegar al poder y luego para aferrarse a él, sine die, sin tiempo. Y alguien que se une a un tirano, a un homicida de masas –como los mencionados Fidel Castro y Nicolás Maduro, entre otros-, no puede ser ejemplo de la juventud. Y no sólo no es ni puede ser ejemplo de nada bueno, sino que es el anti-ejemplo de todo lo bueno, porque voluntariamente se sube al pedestal de los malos de la historia.

    


Diego con los genocidas Castro y Chávez. Olvidable.


         Una pena, Diego. Una estrella en el fútbol, una estrella caída en lo moral, cultural, intelectual e ideológico. Y como estrella caída, hiciste mucho mal, mucho daño.

         A pesar de todo, rezamos por tu eterno descanso. Rezamos a Nuestro Señor Jesucristo, a quien negaste toda tu vida, para que te perdone y te conceda el descanso eterno.

         Que Nuestro Dios, Uno y Trino, que es infinita Justicia, pero también es infinita Misericordia, haya hecho prevalecer, sobre tu alma, su infinita Misericordia. Por eso deseamos, de todo corazón, que descanses en paz. A pesar de todo.