viernes, 5 de octubre de 2018

La familia planeada por Dios es solo una


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         La familia planeada por Dios es solo una y es la formada por el papá-varón, la mamá-mujer y los hijos, naturales o adoptados. Hoy el hombre ha formado numerosos modelos de familias, pero son todos inventos humanos, anti-naturales y contrarios al plan de Dios. El modelo inventado y deseado por Dios desde toda la eternidad es uno solo y es el único válido, porque Él es el Creador del género humano y sabe qué es lo que le hace falta y lo que necesita el hombre para ser feliz. El varón necesita una mujer; la mujer, un varón; ambos, un hijo; el hijo, necesita un papá-varón y una mamá-mujer. Aun cuando todas las legislaciones del mundo apoyaran los diversos modelos de familias inventados por el hombre, ninguno sería del agrado de Dios y ninguno daría satisfacción plena al hombre.
         Ahora bien, puesto que proviene de Dios, la familia –compuesta por el papá-varón, la mamá-mujer y los hijos- necesitan de Dios, es decir, necesitan estar en comunicación y en unión con Dios. No en vano los Padres de la Iglesia llamaban a la familia “Iglesia doméstica”. La razón por la cual es una Iglesia doméstica es que, al ser creación de Dios, la familia no se entiende sin Dios y esa es la razón por la cual muchas familias entran en crisis en sus diferentes miembros, porque cortan de raíz esta comunicación y unión con Dios. Cuanto más esté la familia unida a Dios, en la fe y en el amor, tanto más recibirá de Él su influjo y su vida divina y tanta más luz y fortaleza de Dios tendrá esa familia. Pero lo opuesto también es realidad y es la razón por la cual las familias se disgregan y sus miembros se dispersan, porque no tienen a Dios en su centro. Para los católicos, la unión con Dios se da por la fe, por el amor y por los sacramentos, de ahí la absoluta necesidad de que la familia frecuente la Iglesia para recibir el influjo vital de la gracia que la Iglesia le comunica a sus miembros por los sacramentos. Una familia sin Dios y sin sacramentos es una familia que se expone a la disolución y a la dispersión de sus miembros. Es de suma importancia, para la familia, esta unión con Dios en la fe y en el amor y esta unión con Dios se da por medio de los sacramentos y por medio de la oración, de ahí que las familias deban congregarse alrededor de un altar en donde se encuentren Jesús Crucificado, la Virgen, San Miguel Arcángel y los santos de mayor devoción de la familia. Una familia que reza unida, permanece unida y se salva unida. Solo cuando la familia vuelva a ser la Iglesia doméstica, en la que todos sus miembros estén unidos a la Trinidad por la fe, el amor y los sacramentos, la familia tendrá la paz y la alegría de Dios.