miércoles, 8 de noviembre de 2017

El municipio en la concepción católica de la sociedad y del mundo


(Homilía en ocasión del Día del trabajador municipal)

         Cuando buscamos la definición y concepto de municipio, encontramos lo siguiente: “Un municipio es, al mismo tiempo, una división territorial y una entidad administrativa de nivel local, constituida por territorio, población y poderes públicos (…) es un ente organizativo dentro del Estado que goza de autonomía gubernamental y administrativa, cuya función es gestionar los intereses de una comunidad y dar solución a sus problemas”[1]. Es decir, el municipio es una entidad de gobierno autónoma, que busca ante todo “la gestión de los intereses” y la “solución de los problemas” de la comunidad. Es una entidad con poder, pero no es una entidad en la que el poder se busque por sí mismo, sino que el poder que detenta, para ser legítimo, debe estar al servicio de la población.
Ahora bien, en un país como Argentina, en donde se garantiza la libertad religiosa -la libertad de culto está garantizada por el artículo 14 de la Constitución Nacional-, pero al mismo tiempo, en su Constitución Nacional, se otorga al catolicismo una posición preeminente sobre las demás confesiones religiosas, ya que cuenta con un estatus jurídico diferenciado respecto al del resto de iglesias y confesiones -en el artículo 2 de la Constitución Nacional se dice: “Artículo 2. El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”[2]-, el concepto de municipio no es indiferente, ya que debe ajustarse a la Constitución. Esto quiere decir que el municipio debe guiarse, no por ideologías políticas, sino por la concepción católica del mundo, ya que es el catolicismo la religión sostenida por la entidad soberana que es el Estado.
En modo concreto, en esta concepción católica, el servicio prestado por el municipio –por sus integrantes laicos- es ante todo la búsqueda del Bien Común, tal como lo enseña el Magisterio de la Iglesia: “Los fieles laicos (no) pueden abdicar de la participación en la “política”; es decir, en la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común”[3], que comprende la promoción y defensa de bienes tales como el orden público y la paz, la libertad y la igualdad, el respeto de la vida humana y el ambiente, la justicia, la solidaridad, etc.”[4]. Los fieles laicos deben participar en la política, pero una política que tenga como meta y objetivo la consecución del Bien Común de la sociedad, que abarca desde el respeto por la vida humana -es obvio que desde su concepción hasta su muerte natural-, hasta el resguardo del orden público.
En la concepción católica de la sociedad y del mundo –el mundo debe convertirse a Cristo Rey y proclamarlo como tal, es decir, el mundo debe reconocer a Cristo y solo a Cristo, el Hijo de Dios, como su Rey y Señor-, el municipio ocupa un lugar fundamental en la estructura de la sociedad, en su funcionamiento y en su progreso. Por encima de las familias, por debajo de la gobernación, el municipio es un órgano intermedio que se ocupa de realizar obras para el bien común de la sociedad y de la Nación.
Por eso mismo, debe estar alejado de concepciones idelógicas políticas opuestas al concepto de Bien Común –los partidos políticos, cuando no tienen a Cristo Rey como fundamento de su ser y obrar, hacen daño a la sociedad-; debe estar alejado de mezquinas peleas partidarias, ya que esto lo único que hace es dividir las fuerzas que son necesarias para la construcción de un porvenir venturoso para la Patria.
       El municipio, en la concepción católica de la sociedad y del mundo debe, entonces, evitar toda ideología política que atente contra el orden cristiano -ante todo, el materialismo marxista por un lado, y el liberalismo hedonista por otro-. Solo así, un municipio podrá contribuir a que la Patria logre el supremo Bien Común, la proclamación de Cristo como Rey y Señor de los corazones, de las familias y de la Patria.



[1] https://www.significados.com/municipio/
[2] http://leyes-ar.com/constitucion_nacional/2.htm
[3] JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Christifideles laici, n. 42.
[4] CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, NOTA DOCTRINAL sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, I.

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