1. Porque
“el cuerpo es templo del Espíritu Santo”, como dice San Pablo (1 Cor 6, 19), y si es templo del Espíritu
Santo, no puede ser profanado con imágenes impuras, porque así se profana a la
Tercera Persona de la Santísima Trinidad, Dueña del cuerpo del hombre. Un ejemplo
nos ayudará a comprender esto: supongamos que un joven ingresa en el templo
para asistir a la Santa Misa; apenas traspasa el umbral, ve que otro joven ha derribado la Cruz del altar, ha
tirado los candelabros y ha colocado sobre el altar un televisor plasma gigante;
además, a los lados del altar, ha instalado potentes equipos de sonido, y ha
conectado el televisor a una computadora y está proyectando pornografía… ¿Le
dirías algo a este joven? ¿Qué le dirías? Y si este joven te responde: “El
templo es mío y hago lo que quiero con él”. ¿Es correcta esa respuesta? ¡Por supuesto
que no! Tendrías que decirle que está en un grave error: que el templo no es de
él, sino de Jesús y que Jesús, que está Presente en el sagrario, está muy
ofendido y dolido por semejante ultraje. Eso mismo ocurre con quien ve
pornografía, porque al ingresar por los ojos del cuerpo, las imágenes se
proyectan, como si fuera una pantalla de cine o de televisión, en las paredes
del corazón, templo del Espíritu Santo. Entonces, ver pornografía, para un
bautizado, es el equivalente a que alguien entre en un templo material y,
sacando todo lo que hay en el altar, instalara un televisor gigante y comenzara a pasar las
imágenes impuras. Así como a esa persona habría que decirle que está en un
grave error, que debe desistir de su actitud y que no debe volver a hacerlo
nunca más, así también el cristiano, tampoco debe ver nunca pornografía, para
no ultrajar su cuerpo que por el bautismo ha sido adquirido por Dios Padre, al
precio de la Sangre de Dios Hijo, para que sea “templo del Espíritu Santo”.
2. Porque
aunque creas que estás solo viendo pornografía, NUNCA lo estás: está siempre tu
Ángel de la Guarda, que no se separa de ti ni de noche ni de día, y que debe
taparse la cara de la vergüenza cuando alguien ve pornografía. Además, estás
delante de Dios, porque nos encontramos permanentemente ante nuestro Creador, y
Dios se apena profundamente cuando alguien consume pornografía, porque se aleja
en dirección opuesta a su Amor.
3. Porque
la pornografía es un pecado mortal y el pecado mortal se paga en la otra vida
con el infierno. Allí se sufren horribles castigos, principalmente en los
órganos con los cuales se cometió el pecado mortal que fue la causa de la
condenación. En este caso, el castigo sufrido de modo particular es en los
genitales, porque Dios no creó el sexo para ser usado como en la pornografía, a
un nivel más bajo que las bestias irracionales. ¿Alguien vio alguna vez cómo se
aparean los animales? Así lo hacen porque fue Dios quien los creó con sexo y
fue Dios quien quiso que se reprodujeran mediante el apareamiento. Pero cuando
el hombre usa la pornografía, se rebaja a un nivel más bajo que el de los
animales irracionales, porque el sexo no ha sido creado por Dios para ser usado
de esa manera. El sexo es bueno y santo SOLO EN EL MATRIMONIO –y siempre de
modo natural, casto y puro-; es decir, el sexo es bueno y santo y se corresponde con la
Voluntad Divina solo cuando es usado por los esposos como un modo de comunicarse
los cónyuges el amor esponsal que los une; además, el sexo entre los esposos
debe estar siempre abierto a la vida, para que nazca el hijo, fruto del amor
esponsal. Sólo así, con estas condiciones, el sexo en el hombre es acorde a la
Divina Voluntad. Cualquier otro uso del sexo, y mucho más en la pornografía,
ofende gravemente a Dios y contraría su Divina Voluntad. Si tienes la tentación
de ver pornografía, piensa en el momento de tu muerte, momento en que serás
llevado ante la Presencia del Justo Juez para recibir lo que mereciste con tus
obras. Si mueres luego de haber visto pornografía, morirás con ese pecado
mortal en el alma y tú solo pedirás, en tu juicio particular, ser apartado de
la Presencia de Dios Trino para siempre, y allí comprenderás que no valía la
pena sufrir una eternidad de dolores por un placer ilícito y efímero.
4. Porque
la pornografía te convierte en un delincuente a los ojos de los hombres y a los
ojos de Dios y esta es la razón: detrás de una página pornográfica, hay seres
humanos que sufren, porque en la gran mayoría de los casos, son personas que
han sido raptadas y obligadas a hacer esas cosas bajo amenaza de muerte y tú te
haces responsable y culpable de sus terribles sufrimientos ante Dios, teniendo
en cuenta que no solo sufre esa persona secuestrada, sino todo su entorno
familiar. El siguiente ejemplo puede ayudarte para entender mejor lo que
queremos decir: tú, que vienes a Misa y te confiesas y comulgas, pero también
ves pornografía, ¿saldrías con armas de fuego a secuestrar personas para
recluirlas en una casa oculta a la vista de todos, los obligarías, bajo amenaza
de muerte, a que hagan esas cosas aparentando felicidad, porque tú los
encañonas con un revólver para que finjan felicidad, subirías esos videos a la
red para ganar dinero con ellos, y les pegarías un tiro para deshacerte de
estas personas cuando ya no te sirvan más o cuando la cosa se ponga complicada?
Con toda seguridad, responderás “No, yo no haría eso”, pero cuando ves
pornografía, sí lo haces virtualmente, porque te conviertes en el jefe virtual
de esa banda de delincuentes que han secuestrado, violentado, humillado y
asesinado –la mayoría de las personas que aparecen en videos pornográficos ya
está muerta-, y es así como, ante la justicia humana y ante la Justicia Divina,
te haces merecedor de los más duros castigos. La justicia humana no te hará
nada, pero te aseguro que de la Justicia Divina no escaparás…
5. Porque
la Sagrada Escritura nos advierte: “No hagas a los demás lo que no te gusta que
te hagan a ti” (Tob 4, 15). Si Dios
nos advierte, es por algo. ¿Te gustaría que te hicieran eso, todo el día, todos
los días, delante de miles de personas? ¿Te gustaría que se lo hicieran a tus
seres queridos? Con toda seguridad, tu respuesta es un rotundo: “No”. Entonces,
no lo hagas, no veas pornografía, porque por algo nos advierte la Palabra de
Dios. Si no entendemos por las buenas, Dios nos hará entender por las malas,
pero en ese momento, ya será tarde para el arrepentimiento…
6. Porque
la pornografía quiere decir que le dijiste “No” a Dios y a sus Mandamientos de
Amor, y te decidiste por los mandamientos de Satanás. Si Dios desde la Cruz te
decía: “No cometerás actos impuros”, “No consentirás pensamientos ni deseos
impuros”, “No mirarás pornografía”, pero aun así lo mismo viste pornografía,
eso quiere decir que elegiste libremente no cumplir los Mandamientos de Dios,
para cumplir, también libremente, los Mandamientos de Satanás, porque todo
pecado es decirle “No” a Dios y sus Mandamientos, para decirle “Sí” a Satanás y
a sus Mandamientos. ¿Cuáles son los Mandamientos de Satanás? “Comete actos
impuros, consiente pensamientos y deseos impuros, mira pornografía, déjate
vencer por la lujuria, no te preocupes, haz lo que quieras…”. Quien, por libre
voluntad, no cumple los Mandamientos de Dios, sí cumple, también por libre
voluntad, los Mandamientos de Satanás. Y en la otra vida recibe el doloroso
pago de su mala elección. Entonces, no mires pornografía, no juegues con la
Misericordia Divina, no tientes a Dios, a ver hasta dónde llega su paciencia, porque
Dios nos espera y nos tiene paciencia, pero su paciencia también tiene un
límite. ¿Quieres que Dios esté eternamente enojado contigo? Por supuesto que
no. Entonces, no mires pornografía, cumple los Mandamientos de Dios.
7. Porque
mirar pornografía quiere decir literalmente ser arrastrado por las pasiones,
como cuando alguien desea cruzar un río caudaloso, cuyas aguas bajan turbias e
impetuosas: no es lo mismo que ese alguien haga el esfuerzo de cruzar, ayudado
por un cayado y por el pensamiento de que su amorosa madre lo espera en la otra
orilla, a dejarse arrastrar por el agua y encontrando la muerte río abajo. El que
cruza el río caudaloso de aguas turbias con un cayado, con el pensamiento
puesto en su madre que lo espera en la otra orilla, es el que en la tentación se
aferra a la Cruz de Jesús y al Santo Rosario; a ese nunca le faltará la ayuda
del cielo para no caer y así no solo nunca caerá, sino que acrecentará cada vez
más el estado de gracia, gracia que lo hace partícipe de la vida divina. En cambio,
el que en vez de cruzar el río se deja arrastrar por sus aguas para morir, es
el que no lucha contra la tentación y no acude ni a Jesús en la Cruz ni a la
Virgen en el Rosario, encontrando así la muerte del alma que es el pecado
mortal.
8. Porque
el pecado de lujuria le ocasiona terribles dolores a Jesús en su Cuerpo. ¿Le
pegarías trompadas a Jesús si se te apareciera? Eso es lo que haces cuando ves
pornografía, porque tus pecados repercuten sensible y físicamente en el Cuerpo
de Jesús, y son la causa de sus golpes, flagelaciones y heridas abiertas y
sangrantes. Si no te mueve el temor del infierno o las alegrías del cielo para
no ver pornografía, al menos que te mueva la compasión hacia Jesús, golpeado y
flagelado por tus pecados… Es esto lo que Santa Teresa de Ávila quiere decir
con su hermosísimo poema, recitado ante Cristo crucificado: “No me mueve, mi
Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido/Ni me mueve el infierno
tan temido, para dejar por eso de ofenderte/ Tú me mueves, Señor, muéveme el verte/clavado
en una Cruz y escarnecido/Muéveme ver tu Cuerpo tan herido,/muévenme tus
afrentas y tu muerte./Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera/que aunque no
hubiera cielo, yo te amara,/y aunque no hubiera infierno, te temiera./No me
tienes que dar porque te quiera,/pues aunque lo que espero no esperara,/lo
mismo que te quiero te quisiera”. Reza esta oración con el corazón, delante de
Cristo crucificado, y Él te dará su Amor en una medida tan grande, que el
espectro de la pornografía no aparecerá nunca más en tu vida. Además de en la
Cruz, puedes rezar este poema a Cristo en la Eucaristía, porque Jesús quiere
donarte el Amor de su Sagrado Corazón eucarístico en su totalidad y sin medida.
La pornografía te separa del Amor de Dios; ¿te vas a quedar sin el Amor de
Jesús Eucaristía, por algo tan bajo y soez?
9. Porque
la pornografía es darle golpes y más golpes a Jesús agonizante en la Cruz. Haz el
siguiente ejercicio espiritual: toma un crucifijo, en donde sean visibles las
heridas y la Sangre de Jesús; pídele a la Madre de Dios que te dé la gracia de
saber cuál o cuáles de las heridas de Jesús fueron ocasionadas por causa tuya,
por haber cometido el pecado de la pornografía. Contempla en silencio a Cristo
crucificado, agonizante, y prométele que no lo golpearás más, que ya está bien
con todos los golpes que recibió por tus pecados; prométele que no verás nunca
más pornografía. Y para que tu propósito sea firme, reza el Rosario todos los
días, sígnate con el agua bendita todos los días, y pídele también todos los
días, a la Madre de Dios, que es también tu Madre, la siguiente gracia: la
gracia de morir antes de cometer un pecado mortal. Porque nadie se condena por
morirse, pero sí por un solo pecado mortal, como el haber visto pornografía o
por haber al menos deseado y consentido ver pornografía. Es preferible morir
mil veces en esta vida y ser llevados al cielo, que permanecer vivos con el
pecado mortal de la pornografía y correr el gravísimo riesgo de ser condenados.
10.
La última razón para no ver pornografía,
es que el corazón humano es muy pequeño y solo tiene lugar para una de dos
cosas: o la pornografía, o el Amor de Dios. O es una cueva pestilente y
babeante, en donde anida Asmodeo, el demonio de la lujuria, o es un nido de luz
en donde se posa y descansa la dulce paloma del Espíritu Santo, el Amor de
Dios. Que sea el Amor de Dios el que viva en tu corazón.