La Ley Scout esconde el secreto de la felicidad para un Scout y por eso mismo, un scout católico debe tener siempre presente, en su mente y
en su corazón, tanto la Ley[1] como la Promesa[2]
Scout: la Ley Scout le permitirá poner en orden a los valores más importantes
de la vida; la Promesa Scout, a su vez, le permitirá vivir en concreto los
valores y ponerlos por obra en la vida cotidiana; la unión de la Ley y de la Promesa -que es la puesta en obra de la Ley- dará la felicidad al Scout. Veamos un poco más en detalle el por qué. En el caso de los Scouts
Católicos, es muy importante conocer la Ley Scout, porque sus preceptos, valores,
normas y principios, se encuentran entre los más nobles y excelentes que pueda
desear y adquirir un joven. Pero de entre todos estos preceptos, valores,
normas y principios de la Ley Scout, hay uno, que es el más excelente de todos,
y es el primero, porque en él está concentrada toda la Ley Scout: “El Scout ama
a Dios y vive plenamente su Fe”. Si un Scout cumple con este precepto de la Ley
Scout, cumple con toda la Ley Scout, porque sucede como con los Diez
Mandamientos: así como el Primer Mandamiento –“Amarás a Dios por sobre todas
las cosas y al prójimo como a ti mismo”- resume y condensa a todos los
Mandamientos, de manera tal que el que cumple el Primer Mandamiento, cumple
todos los Mandamientos, así sucede con la Ley Scout: quien cumple con el primer
precepto, cumple con toda la Ley Scout, porque en él está contenida toda la Ley.
Por otra parte, no hay un precepto más hermoso -y aquí está la clave de porqué la Ley Scout esconde el secreto de la felicidad para el Scout- porque manda “amar
a Dios” y “vivir plenamente” la Fe en Dios, y no puede haber un precepto más hermoso que el primero de la Ley Scout, porque manda amar al Amor, porque, como
dice el Evangelista Juan, “Dios es Amor” (1 Jn 4, 8). Sucede lo que sucede con la Ley de Dios: no hay un mandamiento más hermoso que el primero, que manda amar a Dios. El Scout se encuentra, entonces, en
la “obligación” –bendita- de “amar a Dios”, porque así lo establece su Ley, tal
como sucede con los Mandamientos de la Ley de Dios, en donde se “manda” amar a
Dios. Ésta es entonces la razón de porqué decimos que la Ley Scout esconde el secreto de la felicidad para el Scout: porque manda "amar al Amor", y no hay nada más hermoso que eso.
Ahora
bien, hay que precisar que, en el caso de los Scouts Católicos, el Dios al que
hay que amar, no es un Dios que esté lejano, perdido en el cosmos, y del cual
se tienen pocas o ninguna noticia; "la fe que hay que vivir", en el caso de los Scouts católicos, nos dice que el Dios de los Scouts católicos es un Dios
que es Uno en naturaleza y Trino en Personas, como enseña el Catecismo de
Primera Comunión, y que se ha encarnado, de esas Tres Divinas Personas, la
Segunda, el Hijo, en Jesús de Nazareth. Es decir, para el Scout católico, el
Dios al que hay que amar, el Dios al que manda la Ley Scout amar, tiene un
Rostro, un Cuerpo, un Nombre: Jesús de Nazareth, el Hombre-Dios, la Segunda Persona
de la Santísima Trinidad, que se encarna en el seno de María Virgen y es Dios,
de majestad y poder iguales al Padre y al Espíritu Santo.
Entonces,
si el Scout católico quiere cumplir y vivir la Ley Católica, tiene que
dirigirse a su Dios, que se ha encarnado en Jesús de Nazareth, para amarlo, con
todas las fuerzas de su corazón. ¿Y dónde está ese Dios, al que el Scout
católico debe amar, con todas las fuerzas de su corazón? Ese Dios, Jesús de
Nazareth, está en la cruz y está en la Eucaristía, y es ahí adonde debe acudir
el Scout católico para amarlo y adorarlo, para así cumplir con la Ley Scout.
[1]
1 El/La Scout ama a Dios y vive plenamente su Fe. 2 El/La Scout es leal y
digno/a de toda confianza. 3 El/La Scout es generoso/a, cortés y solidario/a. 4
El/La Scout es respetuoso/a y hermano/a de todos. 5 El/La Scout defiende y
valora la familia. 6 El/La Scout ama y defiende la vida y la naturaleza. 7
El/La Scout sabe obedecer, elige y actúa con responsabilidad. 8 El/La Scout es
optimista aún en las dificultades. 9 El/La Scout es económico/a, trabajador/a y
respetuoso/a del bien ajeno. 10 El/La Scout es puro/a y lleva una vida sana.
Cfr. http://www.scouts.org.ar/nosotros/ley-y-promesa
[2]
Yo (….……………………..), por mi honor PROMETO/ hacer cuanto de mí dependa/ para
cumplir mis deberes para/ con Dios, la Patria, con los demás y/ conmigo mismo,/ayudar
al prójimo/y vivir la Ley Scout. http://www.scouts.org.ar/nosotros/ley-y-promesa