Todo ser humano, pero especialmente el joven, desea ser
feliz y por eso mismo, toda la vida humana, desde el instante mismo del
nacimiento, consiste en una constante búsqueda de la felicidad. El problema es
que muchos la buscan en lugares donde esa felicidad no está, ni podrá estarlo
jamás: no está en las cosas del mundo; no está en la ciencia sin fe; no está en
el dinero; no está en el éxito; no está en el tener muchos bienes materiales;
no está en las relaciones pasionales pasajeras. Mucho menos, muchísimo menos,
está en las drogas, en el alcohol, en las substancias tóxicas, en la
satisfacción hedonista de los sentidos.
Hoy, el mundo, a través de los medios de comunicación
masivos, principalmente la televisión e internet, ha creado una engañosa
realidad virtual, llena de colorido, de risas vacías, de música estridente, en
donde todo lo malo “está bien”, y todo lo bueno “es malo, aburrido,
desagradable”. Hoy, en nuestros días, el mundo ha creado una realidad virtual,
una especie de “realidad-Disney” o de “realidad-Alicia-en-el-país-de-las-maravillas”,
en donde la felicidad consiste en hacer lo que cada uno quiere hacer. El mundo
dice que la felicidad está en el dinero, en el éxito mundano, en las relaciones
pasionales, múltiples, pasajeras, vacías; en síntesis, el mundo dice que la
felicidad está en la satisfacción de las pasiones del hombre.
Sin embargo, se trata de una realidad, como dijimos,
engañosa, falsa, virtual, porque allí no solo no está la felicidad, sino que lo
que el hombre encuentra, es angustia, vacío existencial, desesperación, dolor y
muerte, muerte no solo temporal, sino ante todo muerte eterna, porque esa
realidad engañosa del mundo es solo un espejismo que esconde el inacabable Abismo
del cual no se sale.
Joven, si preguntas: “¿Dónde está la felicidad?”, la respuesta es: la felicidad está en Jesucristo, porque Jesucristo es Dios y como
Dios, Él es Alegría, Amor, Paz, Bondad, Misericordia, Felicidad, Dicha, Gozo. No
hay felicidad posible y no existe otra felicidad que no sea Jesucristo.
¿Y
dónde está Jesucristo?
Jesucristo
está en la cruz y está en la Eucaristía; está en la oración y está en el
hermano, sobre todo en el más necesitado. Quiere decir que cuanto más nos
acerquemos a Jesucristo, más felices seremos, porque Él es la Fuente inagotable
de la felicidad; quiere decir que si llevamos nuestra cruz todos los días y lo
seguimos a Él, que va camino del Calvario; si asistimos a Misa –no para asistir
a un espectáculo vacío, ni para cumplir con un rito religioso, sino para unirme
a Él en la renovación sacramental e incruenta de su sacrificio en cruz- y
comulgamos en gracia, principalmente los Domingos; si hacemos oración y si
obramos la misericordia para con nuestros hermanos más necesitados, entonces
tendremos a Jesús en el corazón y seremos felices, aun en medio de las
tribulaciones y persecuciones del mundo, porque el mundo persigue a los que son
de Cristo (cfr. Mt 5, 11).
Por
último, ¿quién nos conducirá hasta Cristo, de manera de no equivocar el camino?
La Virgen, porque dicen los santos que el que se acerca a María, recibe a
Jesús. Acudir a María es llegar a Jesús, Fuente de la felicidad.
Entonces,
¿dónde está la felicidad? En Jesús y María, y la felicidad que ellos nos dan,
es para esta vida, aquí, en la tierra, y para el cielo, para siempre.
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