(Homilía para la Santa Misa de acción de gracias del último año de una escuela primaria)
Estudiar y aprender lo que nos enseñan en la escuela, es
algo sumamente necesario y bueno: además de que estudiar nos hace crecer porque
nos perfecciona -antes de estudiar no sabíamos y luego, sí-, si no estudiamos,
no podemos aprender y si no aprendemos, nos privamos tanto de saber cosas
útiles para la vida, como así también perdemos la oportunidad de conseguir, el
día de mañana, un buen trabajo, necesario para que cuando nos casemos, seamos
capaces de mantener a la familia.
Estudiar lo que nos enseñan en la escuela es bueno porque
nos hace crecer como personas, al darnos una perfección que antes no teníamos,
que es el saber. Para poder estudiar y aprender, tenemos que leer muchos libros
y estar atentos a las enseñanzas de nuestros maestros y profesores: cuanta más
atención y dedicación pongamos a sus lecciones, más conocimiento vamos a
adquirir.
Ahora bien, si estudiar las lecciones de los libros de la
escuela que nos enseñan nuestros maestros y profesores es bueno, porque
adquirimos sabiduría, hay otras lecciones que debemos aprender, leyendo un
libro especial –el libro más hermoso del mundo-, que nos enseña una Maestra muy
particular; una Maestra que nos enseña una Sabiduría que no se aprende en
ninguna escuela del mundo: la Maestra es la Virgen, el Libro es la Cruz de
Jesús, la Sabiduría que nos enseña las lecciones del Libro de la Cruz es Jesús,
Sabiduría de Dios. Toda la Sabiduría que aprendemos de este Libro Sagrado y que
nos enseña la Maestra del cielo que es la Virgen, nos sirven para que podamos
ganarnos el cielo, para que podamos salvarnos. Por eso Santa Teresa de Ávila
dice: “Al final, el que se salva, sabe, y el que no, no sabe nada”. ¿Y cómo nos
salvamos? Estudiando las lecciones del Libro de la Cruz, aprendiendo las
enseñanzas de la Maestra del cielo, la Virgen: así adquirimos la Ciencia divina
necesaria para salvar nuestra alma y la de nuestros seres queridos.
En el Libro de la Cruz, Jesús nos enseña todos los
Mandamientos, todas las virtudes, todas las bienaventuranzas, es decir, todo lo
que tenemos que ser y todo lo que tenemos que hacer para ganar el cielo. El que
no quiere estudiar del Libro de la Cruz, no va a aprobar el Examen Final, el
examen del Amor, la prueba en la caridad que nos tomará Dios Padre para saber
si podemos entrar en el cielo.
“Al final, el que se salva, sabe, y el que no, no sabe nada”.
Para salvarnos, no alcanzan los conocimientos de la escuela: hay que estudiar
el Libro de la Cruz, contemplando a Jesús crucificado y hay que prestar mucha
atención a las lecciones que nos brinda la Maestra del cielo, la Virgen. Si estudiamos
las lecciones del Libro de la Cruz y si somos atentos y dóciles a las
enseñanzas de la Maestra del cielo, entonces sí vamos a poder aprobar el Examen
Final –en ese Examen aprueba el que más Amor tiene, y tiene más Amor el que más
estudia el Libro de la Cruz- y así vamos a poder ingresar en el Reino de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario