(Santa Misa para niños en el aniversario de su escuela)
Asistir a la escuela, para aprender, es algo muy bueno para
nosotros, porque cada vez que aprendemos algo que es bueno, verdadero y útil,
nos hacemos mejores personas. Por eso siempre debemos estar agradecidos a
nuestros padres, por enviarnos a la escuela, y a nuestros maestros, por
enseñarnos cosas buenas, verdaderas y útiles, porque todo lo que aprendemos de
los libros y las lecciones que escuchamos de nuestros maestros, nos servirán
luego, cuando seamos más grandes, para tener buenos trabajos, formar una
familia, educar a los hijos pero, sobre todo, nos sirve para ser buenas
personas.
Por todo esto, vemos qué importante es que asistamos a la
escuela, porque lo que aprendemos, nos sirve para la vida de todos los días. Ahora
bien, si asistir a la escuela y aprender de los libros y estudiar las lecciones
nos sirve para esta vida, hay otra escuela a la que debemos ir, y hay otro
libro que debemos estudiar, y hay otra maestra a la que debemos escuchar, si es
que queremos ir al cielo.
La Escuela a la que debemos asistir, es a la escuela del
Espíritu Santo, quien nos ilumina con su gracia y nos da inteligencia y amor
por las cosas de Dios; el Libro que debemos leer y aprender, es el Libro de la
Vida, que es Jesús crucificado, porque al contemplarlo en la Cruz, Jesús nos
enseña cómo es el Camino para ir al cielo; la Maestra cuyas lecciones debemos
escuchar y estudiar, es la Virgen, que está al pie de la Cruz, y nos enseña lo
más importante de esta vida, que es amar a su Hijo Jesús y recibirlo, con un
corazón puro, contrito, humillado y lleno de gracia, en la Comunión
Eucarística.
Es importante asistir a la escuela, pero mucho más
importante es asistir a la Escuela del Espíritu Santo, para aprender las
lecciones de la Maestra del Cielo, la Virgen María, y estudiar del Libro de la
Vida, Jesús crucificado, para así poder ir al Reino de Dios, cuando termine
nuestra vida en la tierra.
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