Existe una canción en la que los novios –o esposos- se
prometen, el uno al otro, “amor eterno”. Es una hermosa expresión, que refleja
la esencia de la unión esponsal: el uno con el otro se sienten tan bien y
experimentan tanto amor, que no quieren separarse nunca, ni en esta vida, ni en
la otra. A esto es lo que se refiere con la expresión “eterno”, porque la
eternidad es propia de la otra vida, no de esta vida. Lo más grandioso que
puede experimentar una persona en esta vida es el amor hacia otra persona y si
ese amor no solo los une en esta vida, sino también en la otra, se puede decir
que la persona es doblemente dichosa. Expresar uno a otro que la ama con “amor
eterno” es la máxima expresión de la máxima dicha que se puede encontrar en
esta vida, porque quien encuentra el amor, lo encuentra todo.
Podemos expresar gráficamente el amor con una fogata: los
enamorados, caminando por la playa y al hacerse la noche, encienden una fogata
para calentarse e iluminarse. Cuanto más encendida la fogata, es decir, cuanto
más grande el amor, mayor luz y calor encuentran el uno en el otro.
Ahora bien, hay una dificultad en la expresión “amor eterno”
y es la siguiente: puesto que somos seres humanos, no somos eternos, ya que el
Ser Eterno le corresponde a Dios y sólo a Dios. Nosotros somos solo creaturas
limitadas que, además de imperfectas, vivimos una vida limitada. Esto quiere
decir que, aun cuando se experimente el amor esponsal más intenso que pueda
experimentarse, aun cuando lo desee, no puede cumplir lo que desea, porque el
amor humano no es eterno por el motivo antes señalado: sólo Dios es eterno.
Entonces, ¿quiere decir que la canción expresa un deseo que
es imposible de cumplir? No. Hay una forma de cumplir con el deseo de “amor
eterno” del que habla la canción. ¿Cuál es? Que los esposos alimenten su amor
esponsal humano, que no es eterno, con un Amor esponsal divino, que sí es
eterno, y es el Amor de Jesús Eucaristía. En la Eucaristía está contenido el
Amor eterno, porque la Eucaristía es Dios que es Amor y es Eterno. Si los
esposos avivan el fuego del amor esponsal con las llamas del Amor Divino
contenido en la Eucaristía, podrán ver, sí, cumplidos los deseos más profundos
de sus corazones: amar eternamente, es decir, no solo en esta vida, sino en la
otra, a quien se eligió por compañero en el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario