La familia planeada por Dios es solo una y es la formada por
el papá-varón, la mamá-mujer y los hijos, naturales o adoptados. Hoy el hombre
ha formado numerosos modelos de familias, pero son todos inventos humanos,
anti-naturales y contrarios al plan de Dios. El modelo inventado y deseado por
Dios desde toda la eternidad es uno solo y es el único válido, porque Él es el
Creador del género humano y sabe qué es lo que le hace falta y lo que necesita
el hombre para ser feliz. El varón necesita una mujer; la mujer, un varón;
ambos, un hijo; el hijo, necesita un papá-varón y una mamá-mujer. Aun cuando
todas las legislaciones del mundo apoyaran los diversos modelos de familias
inventados por el hombre, ninguno sería del agrado de Dios y ninguno daría
satisfacción plena al hombre.
Ahora bien, puesto que proviene de Dios, la familia –compuesta
por el papá-varón, la mamá-mujer y los hijos- necesitan de Dios, es decir,
necesitan estar en comunicación y en unión con Dios. No en vano los Padres de
la Iglesia llamaban a la familia “Iglesia doméstica”. La razón por la cual es
una Iglesia doméstica es que, al ser creación de Dios, la familia no se
entiende sin Dios y esa es la razón por la cual muchas familias entran en
crisis en sus diferentes miembros, porque cortan de raíz esta comunicación y
unión con Dios. Cuanto más esté la familia unida a Dios, en la fe y en el amor,
tanto más recibirá de Él su influjo y su vida divina y tanta más luz y fortaleza
de Dios tendrá esa familia. Pero lo opuesto también es realidad y es la razón
por la cual las familias se disgregan y sus miembros se dispersan, porque no
tienen a Dios en su centro. Para los católicos, la unión con Dios se da por la
fe, por el amor y por los sacramentos, de ahí la absoluta necesidad de que la
familia frecuente la Iglesia para recibir el influjo vital de la gracia que la
Iglesia le comunica a sus miembros por los sacramentos. Una familia sin Dios y
sin sacramentos es una familia que se expone a la disolución y a la dispersión
de sus miembros. Es de suma importancia, para la familia, esta unión con Dios en
la fe y en el amor y esta unión con Dios se da por medio de los sacramentos y
por medio de la oración, de ahí que las familias deban congregarse alrededor de
un altar en donde se encuentren Jesús Crucificado, la Virgen, San Miguel
Arcángel y los santos de mayor devoción de la familia. Una familia que reza
unida, permanece unida y se salva unida. Solo cuando la familia vuelva a ser la
Iglesia doméstica, en la que todos sus miembros estén unidos a la Trinidad por
la fe, el amor y los sacramentos, la familia tendrá la paz y la alegría de
Dios.
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