(Homilía
con ocasión del egreso de niños de una escuela primaria)
Tener la posibilidad de estudiar es una gran ventaja en
nuestra sociedad, porque el acceso a los libros, nos da conocimientos y el
conocimiento nos capacita para poder ejercer, el día de mañana, un trabajo
digno, para luego poder casarnos, si esa es nuestra vocación, la del
matrimonio, y así formar una familia. Entonces, estudiar y leer libros,
aprender de los maestros y profesores, aprender las ciencias humanas, es algo
muy importante para nuestra vida, porque nos perfecciona como seres humanos y
nos permite alcanzar metas y objetivos, como formar una familia y obtener un
trabajo. Por eso es que hay que estudiar y hay que atender a los maestros y
profesores; más adelante, a medida que se avanza en los estudios, los libros y
los maestros y las ciencias, se hacen cada vez más especializados, por lo que
hay libros y materias que unos estudiarán y otros no, y hay profesores y
ciencias que unos tendrán y otros no, dependen de las carreras que elija cada
cual.
Sin
embargo, hay un Libro que todo niño y todo joven debe leer; hay una Maestra cuyas
lecciones todo niño y todo joven debe aprender y hay una Ciencia que todo niño
y todo joven debe aprender: ese libro es el Libro de la cruz, esa maestra es la
Virgen y esa ciencia es la Ciencia es la Sabiduría Divina.
En
el Libro de la cruz, Jesús nos enseña cómo vivir en esta vida y cómo ir al
cielo: nos enseña cómo vivir en esta vida, porque nos enseña todos los
Mandamientos, pero sobre todo, los dos Mandamientos más importantes para los
niños y los jóvenes: amar a Dios y al prójimo, porque en la cruz, da la vida
por Dios y por nosotros, que somos sus prójimos y nos enseña el Cuarto
Mandamiento, honrar padre y madre, porque da la vida por amor a Dios, su Padre,
y por amor a la Virgen, su Madre; en el Libro de la cruz, Jesús nos enseña cómo
ir al cielo, porque nadie va al cielo sino es por la cruz, porque Jesús así lo
dijo: “Yo Soy el Camino (al cielo), la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Jesús en la cruz es
el único Camino al cielo y nadie va al cielo sino es por Jesús en la cruz.
Al
pie de la cruz, está la Maestra del cielo, la Virgen, que es la que nos enseña
todas las lecciones del Libro de la cruz. De igual modo que hace una madre con
su hijo pequeño, que recién está aprendiendo a leer y a escribir, y con toda
paciencia y cariño le enseña y le explica las lecciones más elementales y lo
alienta y lo felicita cuando su hijo pequeño hace avances, por minúsculos que
sean, así también la Virgen nos ayuda a aprender más fácilmente las lecciones
del Libro de la cruz, porque es una Madre y Maestra amorosa, y como hay muchas
cosas que no entendemos, Ella se encarga de ayudarnos a leer y a entender en
este sagrado y santo Libro de la cruz; la Virgen nos ayuda a contemplar a su
Hijo crucificado, haciéndonos ver sus heridas, su Sangre derramada por
nosotros, su Amor vertido junto con su Sangre, y cómo Él se interpone entre
nosotros y la Justicia y la Ira divina, y cómo Él en la cruz es el signo
visible del Amor de Dios Padre y de que Dios Padre nos perdona y quiere que todos
nos salvemos y vayamos al cielo.
Pero
como todas estas lecciones son un poco difíciles de aprender por nosotros
mismos, y todos tenemos que aprender de este libro, todos tenemos que acudir a
aprender las lecciones de esta Maestra amorosa, porque solo el que aprende
estas lecciones de este Libro, solo ese, puede ir al cielo. El que no se
aprende las lecciones del Libro de la cruz, tomando las lecciones de la Maestra
del cielo, la Virgen, no puede ir al cielo.
Entonces,
para resumir un poco, como decíamos al principio: si estudiamos las lecciones
de las maestras y profesores de la escuela, si queremos progresar en la vida, formar
una familia y tener un trabajo, mucho más, tenemos que estudiar las lecciones
de la Maestra del cielo, la Virgen, si queremos ir al cielo.
Y
también dijimos que en la escuela, aprendemos la ciencia humana, que nos
capacita para lograr objetivos en la vida: en el Libro de la cruz, y con las
lecciones de la Maestra del cielo, aprendemos la Sabiduría Divina, que nos
capacita para lograr un objetivo que es mucho, pero muchísimo mejor y es lograr
el Reino de los cielos. Entonces, al finalizar el ciclo lectivo, hacemos un
repaso de todo lo que hemos aprendido y damos gracias a Dios por la ciencia
humana que hemos adquirido en la escuela, pero no nos olvidemos que hay una
ciencia, la Ciencia Divina, que se aprende en el Libro de la cruz, que nos
enseña la Maestra del cielo, la Virgen, y es una Ciencia que tenemos que
aprender todos los días, para dar un examen final, un examen que vamos a
aprobar cuando estemos en el cielo. Además, hay que recordar lo que dice Santa
Teresa de Ávila: “El que se salva, sabe, y el que no, no sabe nada”. El que se
salva, es decir, el que llega al cielo, ése es el que sabe, el que aprobó el “examen
final” La Virgen nos puede ayudar a estudiar y también pueden hacerlo nuestros compañeros de clase que ya han egresado, los ángeles y los
santos –como ellos ya han egresado, saben mucho más que nosotros-, pero para aprobar este examen final, tenemos que
estudiar –y mucho-, en el Libro de la cruz. Pero si estudiamos todos los días, con la ayuda de la Virgen y de nuestros ángeles custodios, y de nuestros amigos, los santos, que ya han egresado y están en el cielo, el examen va a ser muy, pero muy fácil, y con toda seguridad, vamos a aprobar la prueba final.
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