Hoy las familias están acechadas por innumerables problemas:
drogas, alcoholismo, violencia, inseguridad, desempleo, etc.
¿Por qué fracasan? Las causas de los fracasos
matrimoniales-familiares son de orden psicológico-moral y espiritual.
Causas psicológico-morales:
Algunas de ellas son:
No
hay diálogo entre las personas que componen el grupo familiar, como consecuencia
del ritmo de vida que se lleva, o bien por la preeminencia de los medios de
comunicación masivos (televisión, internet).
No hay respeto mutuo entre cónyuges, o bien entre padres e
hijos; predominan la impaciencia, la intolerancia, el maltrato, por sobre la
paciencia, la mansedumbre y el amor.
No hay perdón, lo que demuestra soberbia, al igual que el no
pedir perdón, es también muestra de soberbia. Cuando un cónyuge comete un error
grave –adulterio, alcoholismo, etc.-, es muestra de soberbia no reconocer el
error y no pedir perdón, mientras que para el otro cónyuge, es muestra de
soberbia el no perdonar, cuando el que se equivocó pidió perdón.
Muchos de los problemas se originan por dar por supuesto que
lo que yo pienso que la otra persona piensa, es verdad, cuando no lo es.
Se pone el acento en lo que el otro cónyuge hace mal, o no
hace, o deja de hacer, en vez de valorar lo positivo; del otro lado, hay
decidia en cumplir los deberes esponsales. Frente a un problema, se busca
siempre culpabilizar al otro, sin asumir nunca la propia parte de culpa pero,
sobre todo, no se busca hacer las tareas en común, es decir, en vez de intentar
solucionar el problema entre dos, se pone en la actitud de juez del otro.
Causas espirituales:
Importan las causas psicológico-morales, pero el 99% de los
fracasos matrimoniales y familiares tiene una sola causa: lo que falla es el
fundamento o basamento espiritual, es decir, la vida espiritual de los esposos
y los integrantes de la familia, la cual es extremadamente débil o, peor aún,
inexistente.
A estos núcleos familiares se les aplica la parábola de la
casa construida sobre arena (cfr. Mt
7, 24) y no sobre roca, puesto que la Roca es Cristo y si el edificio
espiritual de los cónyuges, del matrimonio y de la familia, no es Jesucristo,
entonces bastan los vientos de las tribulaciones y las inundaciones de los
problemas cotidianos, para que la familia se venga abajo.
Esto sucede cuando los esposos no recurren a la gracia del
sacramento del matrimonio, desaprovechando así el tesoro de gracias inagotables
que ofrece este sacramento. Es como si el gerente del banco nación me diera la
llave de la caja fuerte para que saque todo el dinero, pero en vez de usarla a
la llave, la dejo de lado.
Esa llave es:
Oración entre los esposos
y con los hijos.
Vida sacramental: confesión y comunión frecuentes.
Eucaristía dominical.
De esta manera, se aprovecha el tesoro infinito de gracias
que en sí contiene el matrimonio sacramental, gracia la cual no solo hace
prácticamente imposible toda desavenencia, toda discordia, todo malentendido,
sino que concede a los esposos y a las familias la paz de Dios, la alegría de
Dios, la fortaleza de Dios, la sabiduría de Dios.
En la gracia sacramental del matrimonio, están contenidas
absolutamente todas las gracias necesarias para que el matrimonio y la familia
afronten todas las tribulaciones que puedan sobrevenir, con fortaleza, alegría,
paciencia, sabiduría, además de conceder a los integrantes de la familia la
humildad, la mansedumbre y el amor, consecuencias directas del reinado de la
gracia de Jesucristo en los corazones.
Preguntas para trabajar en grupo:
¿Cuáles son los
peligros que acechan a las familias en nuestros días?
¿Cuáles son las causas de los fracasos
matrimoniales y de las crisis familiares?
¿Cuáles son las causas
psicológico-morales?
¿Cuáles son las causas espirituales?
¿Con qué parábola ilustra Jesús a
quienes construyen sus vidas sin el fundamento de la fe?
¿Con qué ejemplo se puede ilustrar la
ausencia de la gracia sacramental en la familia y el matrimonio?
¿De qué manera se puede sacar provecho
al sacramento del matrimonio?
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