martes, 29 de mayo de 2018

El mundo ofrece ídolos, la Iglesia a Jesús Eucaristía



         Existe una contraposición entre el mundo y la Iglesia. Ambos son contra puestos e irreconciliables entre sí. O se es del mundo, o se es de la Iglesia. Se es del mundo cuando se tienen pensamientos mundanos, deseos mundanos, objetivos mundanos, como el placer, el dinero, el poder, la fama. El mundano piensa en el mundo y solo desea las cosas de este mundo, sin pensar en la vida eterna. Está destinado a la eternidad, pero se conforma con una vida rastrera y baja, dominada por las pasiones y por los objetivos mundanos. El que es del mundo está bajo el dominio del Príncipe de este mundo, el Padre de la mentira, Satanás.
Se es de la Iglesia cuando se tienen pensamientos santos, deseos santos, objetivos santos. Se es de la Iglesia cuando, viviendo en la tierra, se desea el cielo, la vida eterna, la felicidad del Reino de Dios. El que es de la Iglesia es guiado por el suave Espíritu del Hombre-Dios Jesucristo, el Espíritu Santo, Espíritu de Amor, de Paz, de Sabiduría, de Ciencia y de Alegría verdadera.
El mundo ofrece ídolos mundanos que en apariencia son poderosos y apetitosos: poder, dinero, fama, placer, y parece que están al alcance de la mano y que dan felicidad, pero en realidad, cuando se consiguen todos los ídolos que ofrece el mundo, en el alma solo queda vacío, amargura, dolor, pesar, frustración, angustia. No puede ser de otra manera, porque los ídolos mundanos no pueden apagar la sed de felicidad que posee el alma.
La Iglesia ofrece algo que, a simple vista, parece solo un poco de pan y nada más; es algo sencillo, simple, humilde, sin ostentación, pero que contiene todo el deleite de los cielos y más todavía. La Iglesia ofrece la Eucaristía, que es Jesucristo, el Hombre-Dios, que nos concede la vida eterna, el Amor de Dios, la paz definitiva del alma, la alegría desbordante que jamás finaliza.
El mundo ofrece ídolos y con ellos el dolor, la amargura, la muerte.
La Iglesia nos ofrece al Rey de cielos y tierra, el Hombre-Dios Jesucristo, en la Eucaristía, y con Él, el alma recibe la paz, el Amor, la Alegría de Dios y el anticipo de la Vida eterna, viviendo aún en esta vida terrena.
El mundo ofrece ídolos; la Iglesia ofrece la Eucaristía. En nuestra libertad está elegir uno u otro. Si queremos ser felices y bienaventurados, elijamos a Jesús Eucaristía.


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