Ley
Scout
Un
Scout debe tener siempre, en la mente y el corazón, tanto la Ley como la
Promesa Scout, porque son los que hacen que un Scout sea Scout. Es decir, tanto
la Ley como la Promesa, no son meros enunciados que se pronuncian en una
ceremonia y que después quedan como ideales que no se pueden alcanzar. Tanto la
Ley como la Promesa, deben ser el “motor” de la vida del Scout, de lo
contrario, hacer una Promesa, para no cumplirla, basada en una Ley, en la que
no se cree porque no se cumple, es algo destinado al fracaso. En otras
palabras, si alguien hace una promesa, basada en una ley, pero no cree ni
practica la ley, entonces tampoco puede llevar a cumplimiento, de modo
perfecto, aquello que dice la promesa.
¿Qué
dice la Ley Scout?
En
su primer precepto, dice así: “El/La Scout ama a Dios y vive plenamente su Fe”.
El precepto es bien claro: “ama a Dios” y “vive plenamente su fe”. Ahora bien,
en el caso de los Scouts católicos, el Dios al que hay que amar es el Dios Uno
y Trino, el Único Dios verdadero, en el que hay Tres Divinas Personas, una de
las cuales, Dios Hijo, bajó del cielo, se encarnó en la Virgen, murió en la
cruz por nuestra salvación, subió a los cielos, y al mismo tiempo que subió a
los cielos, se quedó en la Eucaristía. Esto quiere decir que, para el Scout, “amar
a Dios”, significa amarlo en la Eucaristía, porque Jesús es el Dios de la
Eucaristía, el Dios de los sagrarios. De modo concreto, entonces, para el Scout
católico, el cumplimiento del primer precepto de la Ley Scout, el más
importante, coincide con el Primer Mandamiento de la Ley de Dios: “Amar a Dios
y al prójimo como a uno mismo”. Sólo que es Dios al que hay que amar, está en
la Eucaristía; esto quiere decir que, para cumplir el primer precepto, el Scout
católico debe amar la Eucaristía, que se nos dona en cada Santa Misa y que permanece
en el sagrario. Pero la Eucaristía no es una “cosa”, sino un “Alguien” y ese
Alguien es Cristo Jesús. El Scout que no ama a Cristo Jesús en la Eucaristía,
no puede, de ninguna manera, cumplir el primer precepto de la Ley Scout: “amar
a Dios y vivir su fe”, porque ese Dios al que hay que amar y de cuya fe hay que
vivir, tiene un rostro, un nombre y un cuerpo, Jesús de Nazareth, Presente en
la Eucaristía.
Por último, un Scout católico debe adorar a su Dios, Jesús Eucaristía, en el sagrario, y debe asistir a Misa -debidamente confesado- para recibir a Jesús Eucaristía en el corazón, para allí amarlo y adorarlo.
Sólo
así, el Scout católico tomará fuerzas, que provienen del mismo Jesús
Eucarístico, para cumplir la Promesa Scout, hacer lo posible para cumplir los
deberes, ayudar al prójimo y vivir la Ley Scout.
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