miércoles, 27 de junio de 2018

Los criterios del mundo no son los criterios de Cristo



Cristianos en fiesta mundana.

         El mundo tiene criterios de vida que son opuestos a los de Cristo: según el mundo, el hombre puede y debe dar rienda suelta a sus instintos y pasiones, lo cual se traduce en, literalmente, hacer lo que se quiera cuando quiera y como quiera. Para el mundo, no hay nada que detenga la pasión del hombre: basta con que el hombre se proponga algo, para que lo consiga; basta que el hombre desee algo, para que ese deseo sea convertido en realidad, aun cuando sea un deseo contra-natura, o aun cuando ese deseo sea asesinar a los niños por nacer en el vientre materno. Todavía más, el mundo le llama, a estas pasiones irracionales del hombre, dejadas en total desenfreno, “derechos”. Así, hay un derecho al homomonio, hay un derecho al aborto, hay un derecho a cambiar la sexualidad cuando se quiera y como se quiera. Para el mundo no hay reglas y la única regla, es el primer mandamiento de la Iglesia de Satanás: “Haz lo que quieras”.
         Sin embargo, los criterios de vida de Jesucristo son radicalmente opuestos a los del mundo. Están basados en el cumplimiento de la Ley de Dios, en la observancia de sus preceptos, en la oración, en la vida de la gracia, en el cuidado de la vida interior, de la Presencia de Dios en el alma. Los criterios de Cristo conducen a la vida eterna; los criterios del mundo, conducen a la muerte eterna.
         El joven católico que ha recibido la instrucción catequética sabe cuáles son los criterios de Cristo que deben guiar su vida y sabe cuáles son los criterios mundanos que debe evitar: todo mal pensamiento, toda mala palabra, todo mal deseo, toda mala obra, deben ser arrancados inmediatamente del corazón, así como se arranca de raíz una mala hierba que puede arruinar el jardín entero.
         Cuando el joven católico sigue los criterios de Cristo, se convierte en un seguidor de Cristo y está bajo el amparo de su Santa Cruz; cuando el joven católico se aparta de los criterios de Cristo, se convierte en un apóstata y deja de estar  bajo la cruz de Cristo, para estar bajo las alas negras del Ángel caído, Satanás. Cada joven elige el camino a seguir, si quiere seguir a Jesucristo, o si quiere seguir a Satanás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario