Estudiar y aprender lo que nos enseñan la escuela y el
colegio, constituyen una de las actividades más importantes que puede realizar
un niño y un joven y la razón es que estas actividades perfeccionan a la
persona humana, al proporcionarles algo –el conocimiento- que antes no tenían. Este
conocimiento aprendido les será luego muy útil en la vida, en su juventud y en
su adultez, pues le permitirá no solo realizarse como persona, al ser capaz de
interactuar en la familia y en la sociedad con mayor perfección, con mayor
conocimiento, sino que también le proporcionará un camino para, ya sea seguir
estudiando, o bien para encontrar un buen trabajo, con el cual poder, en el
futuro, contraer matrimonio y formar una familia. En otros casos, el
aprendizaje y el estudio son la base para posteriores estudios que pueden
llegar a beneficiar a toda la sociedad, como sucede con los grandes
descubrimientos, como por ejemplo, la penicilina, la estructura atómica, etc.
Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas de aprender la
ciencia humana, hay una ciencia que es infinitamente superior y brinda un
beneficio también infinitamente superior a la persona que se dedica a esta
ciencia la cual, por otra parte, no es incompatible con el estudio de la
ciencia humana. ¿Cuál es esta otra ciencia? La Ciencia de la Cruz, y la Maestra
es la Virgen, y la Escuela es la Escuela del Espíritu Santo; el Libro en el que
se estudia esta ciencia de la cruz, es Nuestro Señor Jesucristo crucificado. Las
lecciones se aprenden, por un lado, contemplando a Jesús en la cruz, con sus
clavos, su corona de espinas, su Costado traspasado, la Sangre y el Agua de su
Corazón traspasado, sus heridas, su dolor y su Amor; esta ciencia se aprende
además prestando mucha atención a las lecciones que nos imparte la Maestra, que
es la Virgen, porque Ella más que nadie conoce todos los secretos celestiales
que encierra su Hijo Jesús crucificado. Por último, se estudia en la Escuela del
Espíritu Santo, que es también un Divino Maestro, que nos enseña esta ciencia,
junto con la Virgen, sin palabras, en silencio, y en lo más profundo del
corazón.
¿Y por qué decimos que esta ciencia da más beneficios que la
ciencia humana? Porque la ciencia de la Cruz nos enseña cómo ganarnos, no la
vida humana, sino la vida eterna, en el Reino de los cielos. Si queremos vivir
en paz en esta vida, en medio de las tribulaciones, y si queremos ser felices
en la eternidad, no descuidemos la Ciencia de la Cruz, y no pensemos que esta
ciencia es menor que la ciencia humana, sino todo lo contrario. No nos dejemos engañar por el espíritu del mundo, que nos dice que la ciencia humana es lo único que importa. Sin dejar de estudiar la ciencia humana, que es importante, estudiemos y aprendamos la Ciencia de la Cruz, que es mucho más importante, porque nos ayuda a salvar el alma.
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