jueves, 25 de mayo de 2017

¿Quién es Dios y cómo se lo puede conocer?


         Ante todo, veamos que NO es Dios: Dios NO es una idea, en el sentido de que la idea es algo que sólo existe en mi pensamiento, pero no en la realidad. Tampoco es algo material, porque es Espíritu Puro[1]. Si fuera algo material, todo lo material, formado por átomos –núcleos, protones, electrones-, termina por corromperse o destruirse, por lo que Dios no puede ser materia, sino espíritu, ya que el espíritu, por definición, no tiene partes y no tiene nada que pueda romperse, separarse, corromperse. Es una substancia espiritual simple, lo cual quiere decir inmortal, que no muere nunca, pero es una substancia espiritual perfectísima, porque Dios es Espíritu Puro Perfectísimo. También los ángeles son substancias espirituales y también nuestras almas son substancias espirituales, pero tanto en los ángeles como en nosotros, nuestros espíritus son inmortales, pero comenzaron a existir en algún momento –además, en nuestro caso, nuestro espíritu está unido a la materia, el cuerpo, que sí puede corromperse y separarse en sus componentes materiales en el momento de la muerte-, lo cual no se da en el caso de Dios, puesto que Él ES desde siempre, y será siempre, sin que nadie le haya dado la vida y la existencia, y sin que nadie se la pueda quitar jamás. Entonces esta es una primera aproximación a nuestra pregunta de quién es Dios: es Espíritu Purísimo, Perfectísimo –infinitamente perfecto, dice el Catecismo- y como tal, Inmortal e Invisible. Todo lo que es bueno, deseable o valioso, se encuentra en Dios en forma ilimitada. De Dios depende todo lo bueno, verdadero y hermoso que hay en la Creación: un paisaje hermoso, es participación de su hermosura infinita; una verdad, es participación de su condición de ser Él la Verdad en sí misma; lo bueno que hay en las personas o en las cosas, es una participación a la Bondad en sí misma que es Dios.
El mal que existe, no fue creado por Dios, sino que se origina en el pecado, que nace en el corazón del hombre, y en el Diablo, por “cuya envidia entró la muerte en el mundo”.
Dios todo lo conoce y lo sabe, y conoce nuestros pensamientos antes de que los formulemos, y conoce también nuestros deseos, antes de que salgan de nuestros corazones, porque es la Sabiduría en sí misma. Con su Sabiduría infinita, Él creó el mundo con perfección científica, y creó también la mente humana que puede estudiar las cosas con perfección científica, por eso es que no hay contradicción entre ser científico y creer en Dios. Dios creó las cosas con hermosura, y es por eso que el artista puede reflejar, en sus obras, esa chispa de la hermosura divina que es la Creación, y es la razón por la cual no hay contradicción entre ser artista y creer en Dios. Dios es la Causa Primera de todo lo creado, y sin Él, nada de lo creado puede explicarse: así como si vemos una torta de chocolate en la mesa, no decimos que “salió de la nada”, sino que sabemos que fue un repostero el que la hizo, así también con el mundo creado, visible e invisible: es imposible que “salga de la nada” algo que está hecho con tanta precisión científica y, al mismo tiempo, con hermosura. Esta es la razón por la cual podemos conocer a Dios mediante la Naturaleza, porque la Naturaleza nos refleja la infinita Sabiduría y el infinito Amor de Dios, que es su Creador.
Dios está en todas partes, en todo el universo, porque en todas las cosas está sosteniéndolas en el ser con su poder divino; si Dios no las sostendría, desaparecerían en el acto. Si una nave espacial viajara miles de millones de años luz y llegara a un planeta lejanísimo, Dios estaría Todo ahí, porque Dios está Todo Él en todas partes.
Dios es también omnipotente, es decir, infinitamente poderoso, pero eso no quiere decir que pueda hacer cosas sin sentido o irracionales, como por ejemplo, un círculo cuadrado, y tampoco puede hacer el mal, es decir, no puede pecar, porque el pecado es malicia y Dios es la Bondad Increada e infinita en sí misma; es la santidad Increada en sí misma, y sin Él, nada es santo ni bueno.
Por último, Dios es Misericordioso, y esto quiere decir que no hay ningún pecado que Dios no perdone, a condición de que el hombre se arrepienta de su pecado, y esto porque además de ser Misericordioso, es infinitamente Justo, y sería injusto si alguien, cometiendo un pecado, no quisiera arrepentirse del mal realizado y Él lo mismo lo perdonara: le estaría dando a esa persona algo que esa persona no quiere, y es el perdón.
Todo esto es lo que queremos decir cuando decimos que “Dios es un espíritu infinitamente perfecto”[2].



[1] Cfr. Leo J. Trese, La fe explicada, Ediciones Logos, Rosario 2013, 31-37.
[2] Cfr. Trese, ibidem.

No hay comentarios:

Publicar un comentario